“No podemos proteger la salud humana sin un medioambiente saludable. Los cientos de miles de millones de mascarillas y guantes de plástico desechables que estamos usando tienen un coste enorme”, alertaba Julio Barea, responsable de la campaña de residuos de Greenpeace, ya el año pasado poco después del confinamiento.
Desde entonces, en la ONG ecologista aseguran que “no han salido más datos”, pero es fácil deducir que, si por julio de 2020, los expertos hablaban de cientos de miles de millones, a estas alturas de la pandemia, podemos calcular cientos de miles de toneladas de mascarillas que acaban con el sustrato marino, siendo engullidas por los propios habitantes de nuestros mares, y que se diseminan por océanos ya de por sí muy perjudicados por el petróleo y los químicos no reciclables.